Rainer Werner Fassbinder

OBRA FÍLMiCA
Lili Marleen
Lili Marleen (1980)

Dirección y guión: Rainer Werner Fassbinder, según la novela de Alfred Döblin Fotografía: Xaver Schwarzenberger (Color, 16 mm, 1.33:1) Montaje: Juliane Lorenz, Franz Walsch (seudónimo de RWF) Música: Peer Raben Dirección artística: Helmunt Gassner, Werner Achmann, Jürgen Henze Sonido: Karsten Ulrich Producción: Bavaria Atelier GmbH y RAI, para la WDR Coste: 13000000 millones de marcos Duración del rodaje: 154 días (junio 1979 a abril 1980) Duración: 888 minutos Fecha de estreno: del 28 de agosto al 8 de septiembre de 1980, en el Festival de Venecia Estreno en televisión: 12-10-1980, en WDR
Intérpretes: Günther Lamprecht (Franz Biberkopf), Hanna Schygulla (Eva), Barbara Sukowa (Mieze), Gottfried John (Reinhold), Franz Buchrieser (Meck), Claus Holm (dueño del café), Brigitte Mira (señora Bast), Ivan Desny (Pums), Roger Fritz (Herbert), Karin Baal (Minna), Hark Bohm (Lüders), Marquard Bohm (Otto), Raoul Gimenez (Konrad), Barbara Valentin (Ida), Volker Spengler (Bruno), Elisabeth Trissenaar (Lina), Margit Carstensen (secretaria), Irm Hermann (Trude), Jan George (Greiner)...
Títulos de los diferentes capítulos: I. Comienza el castigo II. Cómo hay que vivir cuando no se quiere morir III. Un martillazo en la cabeza puede dañar el alma IV. Un puñado de personas en la profundidad del silencio V. Un segador con el poder del buen dios VI. Un amor siempre resulta caro VII. Cuidado... Un juramento se puede amputar VIII. El sol calienta la piel, que muchas veces se quema IX. Sobre las eternidades entre los muchos y los pocos X. La soledad abre también en las paredes rendijas de locura XI. Saber es poder, y Dios ayuda a quien madruga XII. La serpiente en el alma de la serpiente XIII. Lo externo y lo interno y el secreto del miedo al miedo Epílogo. Rainer Werner Fassbinder: Mi sueño sobre el sueño de Franz Biberkopf
Franz Biberkopf sale de la cárcel, donde ha pasado cuatro años por el asesinato de su mujer, y siente miedo ante la agitación y el bullicio del mundo exterior. Su principal propósito es jurarse a sí mismo ser un hombre honrado y ganarse la vida de forma decente. Pero a pesar de desempeñar diversos trabajos (repartidor de folletos nazis, vendedor de corbatas, de revistas pornográficas, de cordones de zapatos...) y del ánimo que le da su nueva compañera Lina, cae nuevamente en el mal camino fascinado por el encanto que desprende Reinhold, un hombre malvado que lo utiliza para deshacerse de sus acompañantes femeninas. Una noche, tras realizar un trabajo, Reinhold arroja a Biberkopf de un coche en marcha porque se había negado a librarle de su última amante. Eva, una antigua y fiel amiga, y Herbert, su chulo, recogen a Franz, que ha perdido un brazo a consecuencia del accidente. Eva le presenta a Mieze, una prostituta joven de la que Franz se enamora y que continúa vendiéndose a sus clientes para él. Pasado un tiempo, Reinhold vuelve a acechar a Franz y éste le presenta a Mieze. Un día, Reinhold invita a Mieze a dar un paseo por el bosque y la estrangula. La policía sospecha que ha sido Franz y se vuelve loco, siendo ingresado en un manicomio. Reinhold, acusado de un delito menor, tiene una aventura con su compañero de celda y le cuenta que él es el asesino de Mieze. Posteriormente es denunciado por aquél. Liberado y curado, Franz encuentra trabajo como portero en una fábrica. Berlin Alexanderplatz es la Summa de Rainer Werner Fassbinder.

Tal y como le ocurría a Maria Braun, el hecho de concentrarse en su carrera permite a Willie alcanzar un éxito notable en la esfera pública, mientras que su vida privada no puede realizarse de la forma en que ella quisiera debido a una serie de circunstancias históricas que se lo impiden. Sin embargo, esta película no alcanza ni la profundidad ni las dimensiones épicas de El matrimonio de Maria Braun y de las posteriores Lola y La ansiedad de Veronika Voss. Tal y como afirma Harry Baer, "el filo existente entre la fascinación decorativa del Tercer Reich y la terrible realidad de la dictadura no condujo a imágenes tan armoniosas y reveladoras de la época como en Maria Braun". Ciertamente, Fassbinder hizo una bonita película, con un perjudicial montaje a velocidad de vértigo, en la que se echa en falta su sello personal y su mirada crítica y descarnada, dando lugar a una obra de trámite, mecánica, inmerecida en su filmografía, con la que, desgraciada y equivocadamente, algunos suelen asociar siempre su nombre. No obstante, pueden encontrarse en ella numerosas razones para no condenarla del todo: además de la utilización de motivos estilísticos propios del antiguo cine de la Ufa, uno de los principales atractivos de Lili Marlenn es el deliberado kitsch que respira de principio a fin, poniendo al descubierto la fácil emotividad de la canción y el falso glamour del nazismo. Xaver Schwarzenberger, el director de fotografía, contribuyó a realzar ese aire kitsch aportando una luz deslumbrante y cegadora, una mágica cascada luminosa que se adueña de las imágenes para desenmascarar el oropel y las baratijas de la dictadura nazi. Quizá lo que más se haya comentado de esta película es la tonalidad que Rainer dio al Führer y a la fascinación que ejerce en determinado momento sobre Willie: ésta sube la escalinata de la Cancillería y se pregunta cómo debe saludar a Hitler. Ante el despacho de éste hacen guardia dos miembros de las SS. De pronto se abren los dos batientes de la puerta y se derrama una luz clara y brillante acompañada de una música celestial, como si el propio Dios se encontrara al otro lado. Precisamente, la música es utilizada en esta obra como un elemento paródico más, no dejando de sonar durante casi todo el metraje, y es que, como decía Fassbinder, "no es casual que Hitler pusiera en escena espectáculos tan cargados de emociones como los eventos en el Sportpalast, pues la música es también una forma de manipular a la gente".
Como anécdotas finales, habría que añadir por una parte que esta fue la última aparición de Hanna Schygulla (ella misma cantaba la famosa canción) en una película de Fassbinder, ya que su perfil no encajaba con los personajes de Lola y Veronika Voss. Por otra parte, el actor Mel Ferrer, que daba vida al padre de Robert, llamaba a Rainer "Mr. Fastbinder" en referencia al ritmo vertiginoso de rodaje que marcaba el director. Igualmente, y como era habitual cada vez que Fassbinder se disponía a rodar una película o a estrenarla, Lili Marleen no se libró de la polémica, pues fue producida por Luiggi Waldleitner y co-escrita por Manfred Purzer, dos reconocidos hombres de derechas, el último de los cuales llegó a acusar unos años antes a Rainer de ser un pervertidor de la moral popular. Pero lo que causó mayor irritación aún desde el sector de la izquierda fue el hecho de que el propio Fassbinder interpretara en la película a Günther Weissenborn, un enlace de la resistencia antifascista: "Hace una película para la derecha trabajando con Purzer y Waldleitner y encima se presenta como antifascista", anunciaba un titular de prensa.
La crítica atacó duramente al film por no ser fiel a determinados aspectos históricos, quizá sin saber que lo más importante en Lili Marleen no es la Historia, sino el mito de una canción que logró acallar las armas durante la guerra por unos momentos; el mito de una mujer que se convirtió por casualidad en una estrella; y el mito de una carrera artística inocente en un estado culpable.